Se denomina el primer rector autonomista de la Universidad Pública de El Alto (UPEA) y en esta entrevista cuenta cómo fueron sus dos gestiones al mando de esa casa de estudios. Dice que no recibió ni un boliviano del Tesoro General de la Nación, porque no era reconocido oficialmente. Asumió la rectoría luego de una asamblea general con el objetivo de conseguir la autonomía universitaria. Denuncia que cuando fue posesionado, se le entregaron cuatro cheques al rector destituido Javier Tito.
— ¿En qué fecha fue designado como rector de la Universidad Pública de El Alto (UPEA)?
— La Asamblea de la Universidad me nombró rector y fui posesionado por tres meses desde el 19 de agosto de 2002. Raúl Aliaga fue vicerrector. Al siguiente año se realizaron las elecciones y fui elegido en marzo, y posesionado en abril hasta octubre de 2003.
— ¿Cómo fue que lo eligieron como la primera autoridad de la UPEA?
— Mi designación fue el resultado de una verdadera insurrección de los estudiantes, docentes y trabajadores administrativos que expulsaron violenta y vergonzosamente a los señores Javier Sebastián Tito Espinoza y su vicerrector Édgar Chipana, por sus flagrantes delitos de corrupción. Tito llegó a ser detenido y encarcelado, y esto lo ha visto la prensa en su momento.
— ¿Lo eligieron en una asamblea docente-estudiantil?
— Mi designación provino de una gran asamblea general de la UPEA, de conformidad con las disposiciones de la Constitución Política del Estado, en su artículo 185. Mi designación provino también por presión universitaria de una determinación del CDI (Consejo de Desarrollo Institucional), que era solamente una instancia fiscalizadora de la UPEA, creada por la Ley 2115 y que estaba conformada por las organizaciones sociales de esta urbe.
— La Contraloría emitió un informe de auditoría que llegó a la UPEA en el que lo responsabiliza por no haber pagado Bs 582.276 en su gestión, usted dijo que eso no es cierto.
— Efectivamente, se me acusa de haber omitido ese pago, pero cómo iba yo a pagar si nunca recibí dinero cuando fui rector de la UPEA. Ese dinero era retirado a nombre de Javier Tito.
— ¿La no cancelación de ese monto, originó el incumplimiento de aportes a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) para los trabajadores?
— Sí, es evidente, pero no lo originé yo, si yo hubiera tenido los recursos a mi nombre, como rector, no hubiera pasado esto.
— La Contraloría dice que usted ha ocasionado un daño al Estado, ¿por qué lo dice?
— Lamentablemente, se basa en una auditoría que realizaron sin investigación profunda. Hemos presentado todos los descargos que han solicitado y aún así insisten en ponerme en la palestra de los acusados, pero son informes que están fuera de la realidad. Yo no pude haber manejado ni un solo peso, si no los retiraba mi persona.
— ¿Hay errores en el informe de la Contraloría?
—Los primeros errores del informe son los siguientes: la primera gestión, hablo de la mía, de facto, fue del 14 de septiembre al 14 de diciembre del 2002 y no de julio a diciembre de ese año como expresa falsamente el informe; la segunda gestión de 2003, también de facto, aunque producto de una elección democrática, fue desde el 1 de marzo hasta el 4 de noviembre, la fecha de mi renuncia como rector de esta casa superior de estudios.
— ¿Qué otras observaciones le hizo al informe?
— Califica sistemáticamente nuestra lucha por la autonomía universitaria de la UPEA, como una lucha antiautonomista, que no viene al caso y que no puede tolerarse.
— ¿Por qué Javier Tito era quien recibía el dinero de la universidad, si usted era el rector en 2003?
— Los señores auditores no se han enterado, por lo menos, de la lucha autonomista en contra del gobierno neoliberal de Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003, año en que fui rector. No se han enterado que en mi gestión como rector, nunca fui reconocido por el Gobierno como la primera autoridad y que los recursos de la UPEA en su integridad pasaban a Javier Tito, al que sí querían reconocer, él (Javier Tito) abrió una oficina paralela y desde allí hacía los manejos de los recursos de la universidad de El Alto.
— ¿Cuánto recibía Tito como recursos de la UPEA?
—Anualmente eran cerca de Bs 8 millones : por eso mi persona, no reconocida como rector, no vio un solo centavo de ese dinero.
— ¿Cómo se manejaba la Universidad Pública de El Alto económicamente, si no recibía dinero como autoridad, como rector?
— Para pagar las cuentas de agua y luz tuvimos que hacerlo de las matrículas, quedamos en una situación caótica, trabajábamos prácticamente ad honórem.
— En una entrevista de La Razón a funcionarios de la Dirección Jurídica de la UPEA dijeron que usted es responsable. ¿Qué opina al respecto de esas declaraciones?
— Son falsas las declaraciones y sin sustento, no se están basando en hechos, están basadas en calumnias. He pedido que este medio de comunicación aclare esta situación porque me está perjudicando, he sido el primer rector autonomista, para eso me llamaron y hubo un compromiso con la población estudiantil. Los fondos del Tesoro General de la Nación (TGN) destinados a la UPEA no fueron entregados a mi persona jamás, precisamente por el desconocimiento a mi rectoría.
— ¿Qué compromiso hizo con los estudiantes?
— Que una vez que logre la autonomía yo me retiraba; se logró el cometido, después de una lucha ardua e incansable y también cumplí lo pactado.
— ¿Los docentes y administrativos no percibían salario, no hubo reclamos?
— Por supuesto que los hubo. Salimos en varias ocasiones a las calles, las manifestaciones eran constantes, había entonces dos luchas, una interna y otra externa, y peleábamos quienes por convicción estábamos en la UPEA.
— ¿Antes de ser rector, usted era docente de alguna carrera de la UPEA?
— No, en realidad no. Yo estaba jubilado desde 2000, pero fue por mi formación y mi trayectoria por la que me llamaron a ser parte de esta consigna, de este propósito.
— ¿Una vez que fue nombrado rector seguía percibiendo dinero de su jubilación?
— No, no lo hice. Tuve que devolver, si se quiere, ese beneficio por el periodo en que me tocó tomar las riendas de la UPEA, porque de lo contrario incurriría en un acto ilegal.
— ¿En su calidad de rector hizo alguna denuncia, demanda o querella en contra de Javier Tito?
— Lo hicimos, pero nunca se nos escuchó, nunca se investigó más allá. Por eso, ahora él, al contrario de ser sancionado, es premiado y forma parte del Gobierno. Eso es injusto para los que luchamos por la autonomía, desde todo punto de vista.
— ¿Ha presentado los descargos a la Contraloría?
— He presentado lo que tenía que presentar, pero déjenme decirles que el informe no necesita ningún descargo, porque yo no he recibido como rector revolucionario un solo centavo y todas las manifestaciones irresponsables del informe nos demuestran que los datos que se manejan con tanta ligereza son falsos de toda falsedad. Pero todos mis alegatos, todos mis argumentos, todos los documentos no son tomados en cuenta ni siquiera como indicios, que en cantidad pueden constituir plena prueba de lo que digo.
— ¿Cómo puede probar que no recibió dinero?
— En cuanto se refiere a mi primera gestión, en 2002, un acuerdo institucional dio curso a la resolución 021/02 del 9 de octubre de 2002, del Consejo de Desarrollo Institucional (CDI), por la que se organiza la Comisión Transitoria que posibilitará el descongelamiento de cuentas de la UPEA, en favor de Juan Melendres, secretario Ejecutivo de la Central Obrera Regional (COR); el secretario de la Federación de Gremiales, Juan Escóbar, y el representante de la Iglesia, padre Tomás Cornejo.
— Su gestión fue avalada por el CDI, es decir, estas organizaciones sociales.
— Si bien el reconocimiento de mi autoridad por parte del CDI implicaba un reconocimiento extraoficial, simbólico y académico, no constituía un reconocimiento oficial con atribución de manejo de cuentas de la UPEA. En cuanto se refiere a mi segunda “gestión” (1 de abril- 4 de noviembre de 2003), fue igualmente desconocida, está vez incluso por el CDI y el gobierno del MNR de Sánchez Lozada y que fuera producto de una elección universal en la comunidad universitaria alteña.
— ¿Quién controlaba las cuentas de la UPEA?
— Las cuentas bancarias de la UPEA durante todo 2003, oficialmente aparecían congeladas, (y que recién fueron real y oficialmente descongeladas cuando se dictó la Ley 2556 de autonomía); sin embargo, subrepticiamente se descongelaban periódicamente en favor de Tito Espinoza cuando ese señor lo solicitaba (El Diario, 24 de abril de 2003). Es decir, que mientras mi autoridad era elegida rector autonomista en el claustro universitario y posesionado el 1 de abril, las cuentas de la Universidad Pública de El Alto eran abiertas para el señor Tito.
— ¿Recuerda los montos?
— Hay un detalle y son cuatro cheques que suman Bs 5.607.570, lo prueban los extractos de cuentas fiscales 201-3714181 del Banco de Crédito: el primer desembolso de Bs 1.600.000, mediante cheque 00002151 fue librado el 28 de febrero de 2003; el segundo de Bs 2.000.000 mediante cheque 00002152 correspondiente al 6 de marzo; otro desembolso de Bs 2.000.000 con cheque 0002153, y finalmente un cuarto cheque de Bs 7.570.000 mediante cheque 0001840 del 11 de marzo del mismo año.
— ¿Usted fue convocado para lograr la autonomía, cuándo se la logró?
— La Universidad Pública de El Alto logró su autonomía por la Ley 2556 del 5 de noviembre de 2003, tras una larga y heroica lucha de estudiantes, docentes y trabajadores y de una gestión académica y administrativa de año y medio con normalidad, bajo mi dirección, sin un centavo de parte del Gobierno y en las condiciones más deplorables como se puede suponer.
— ¿Respecto al informe de la Contraloría, hará usted algo al respecto?
— Defenderme y lo haré por todas las vías que estén a mi alcance, porque es falso.
Perfil
Nombre: Jorge Echazú Alvarado
Profesión: Abogado
Cargo: El primer rector autonomista de la UPEA
Abogado de profesión
Jorge Echazú Alvarado es abogado, matriculado en el Ilustre Colegio de Abogados de La Paz (ICALP) con matrícula 903. Consiguió las especialidades en Derecho Político y Ciencias Políticas. Es dirigente político marxista-leninista. Fue director de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y decano interino de la Facultad de Derecho de esta misma casa de estudios. Llegó a ser rector de la Universidad Pública de El Alto (UPEA) en dos oportunidades, una de forma interina en 2002, por el período de tres meses, y una segunda vez en 2003. Asegura que es el primer rector autonomista de la universidad alteña y que fue desconocido por el gobierno del MNR en 2003, por razones políticas.
La Razón